Estamos en un tiempo en que a veces nos centramos en el resultado más que en el proceso y en que lo importante es llegar de A a B lo más rápido posible. Es un tiempo que atenta contra la maestría, dice George Leonard en su libro Mastery, que es imperdible para todos los que acompañamos a otros a aprender, o para los que simplemente buscamos la maestría en cierta materia.
Leonard dice que hay caminos alternativos que nos alejan de la maestría y que sin embargo a veces tomamos, porque el otro camino es largo y escabroso. Estos son los caminos del aficionado, el obsesivo y el hacker.
Los aficionados se aproximan a cada carrera, relación o desafío con enorme entusiasmo, les encanta el brillo de lo nuevo, comprar el equipamiento y todos los rituales del inicio. Comparten sus primeros logros con gran excitación, y no pueden esperar a la próxima vez. Pero el primer revés, la primera caída de ese pico es un shock que le hace cuestionar si realmente eso es para él, empiezan a ver todas las desventajas que eso tenía y a buscar por otro lado. Seguramente otra relación, carrera, actividad sea más apropiada... así que una vez que creen encontrarla, allí se van, a repetir el ciclo una vez más, sin haber aprendido mucho de sí mismos.
Los obsesivos se enfocan en ser los mejores y no les importa cómo lo van a hacer, lo importante es ser el primero y el más rápido. Se quedan después de clase, quieren material complementario o hacer prácticas adicionales. Progresan muy rápido al comienzo, pero cuando tienen su primera meseta simplemente no lo aceptan, se esfuerzan el doble, y a veces toman atajos para lograr sus resultados. Cuando tienen una caída, puede ser grande, se hacen daño a sí mismos, a menudo arrastran a otros también y a veces quedan totalmente fuera de juego a causa de ello.
Los hackers tienen una actitud diferente, una vez que logran cierta comodidad están dispuestos a permanecer en la meseta para siempre, no les inquieta superarse, sino simplemente permanecer... Todo puede funcionar bien por un largo tiempo, que se extienda hasta que en el entorno alguien decide salir de la meseta, ya sea en un equipo, en una pareja, en un deporte. A menudo esto hace que se rompa la relación de alguna manera.
Es claro que esta distinción simplifica la realidad que es más compleja, por ejemplo quizás en un ámbito de nuestra vida tenemos tendencia a uno de ellos, y en otro ámbito a otro. Sin embargo reconocer cuál es nuestro camino de escape preferido ya es un buen primer paso hacia la maestría, y también hacia una vida consciente.
Ya sabemos que la vida es cada latido, cada inhalación y cada exhalación entre A y B, y si estamos en cualquier otro lado, además de no alcanzar la maestría, estaremos viviendo en nuestra mente, en la nostalgia del pasado o en la ansiedad del futuro.
* Basado en Mastery, de George Leonard
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